Isabel - Diego

España, Teruel

A principios del S. XIII, dos jóvenes, hijos de familias nobles de la Villa de Teruel, pasaron de jugar juntos a enamorarse sin remedio.

Ella, Isabel, era la única hija de la familia Segura. Él, diego solo era el segundón de los Marcilla y heredaría poco más que un caballo. Supieron pronto que era un amor imposible, así eran las cosas.

Diego decidió marchar a tierras de conquista, ganar un nombre, fortuna, tal vez un título... algo que le hiciera digno de desposar a Isabel. Ella prometió aguardarle cinco años sin permitirse ni un beso hasta su vuelta.

Diego volvió con fama y fortuna al cumplirse cinco años... y un día.

Creyó volverse loco al encontrase la Villa entera celebrando los esponsales de su amada. Cuando los esposos dormían se atrevió a entrar en la cámara nupcial, despertó suavemente a su amada y le rogó un beso. Pero Isabel acababa de jurar fidelidad al hombre que yacía a su lado y no podía dar tal prenda a quien más amaba.

El corazón de diego no pudo resistirlo. Cayó desplomado, murió de amor.




A los funerales de Diego acudió Teruel entero. No cabía un alma en la iglesia. Antes de comenzar los oficios, una mujer que ceñia un corona de azahares se acercó, abrazó al difunto y le besó largamante.

Isabel cayó muerta en brazos de su enamorado.