Pregón 2014

Por Luis Alegre



Buenos días Teruel, buenos días amigos

  Hay momentos en esta vida que no parecen reales y os aseguro que éste es uno de ellos. Nunca hubiera imaginado que una mañana de febrero yo estaría aquí, en este balcón, vestido de noble del siglo XIII, delante de miles de personas, pronunciando el pregón de las Bodas de Isabel de Segura, una fiesta que enseguida se ha convertido en una de nuestras principales señas de identidad, en uno de nuestros mayores motivos de orgullo. Gracias por hacerme tan feliz.

  Teruel forma parte de mi paisaje más íntimo desde siempre. Recuerdo muy bien la primera vez que llegué a la ciudad. Yo tenía 4 años y vivía en Lechago, mi pueblo. Vine a Teruel desde Calamocha en un autobús de Zuriaga por una razón muy dolorosa: las anginas. Mi madre nos trajo a mi hermana Carmen y a mí a Teruel para que nos sacaran las anginas. Era el año 1966 y, en aquellos años, a los niños de nuestra generación se les quitaba las anginas a las primeras de cambio. De Teruel me impresionó mucho el Viaducto y durante un buen rato, me quedé mirando, boquiabierto el Torico. Pero he de reconocer que el recuerdo más vivo de aquel primer viaje lo ocupa la imagen de un médico metiéndome unas tenazas en la boca y sacándome las anginas. Madre mía, qué daño inolvidable. Mi relación con Teruel no empezó, desde luego, del mejor modo posible.
  Sin embargo, muy pronto aprendí a querer a Teruel y lo comencé a asociar a cosas y a gente que me encantan y que yo siento muy cercanas. Teruel, la tan a menudo ignorada Teruel, no solo era una ciudad cargada de arte, de leyenda y de historia, sino, también, un lugar de enorme vitalidad donde afloraban todo tipo de iniciativas sociales, económicas, lúdicas y culturales y al que permanecían vinculadas personalidades muy relevantes de la sociedad, la literatura, la música o, también, el cine. En Teruel nació uno de los primeros genios del cine mundial, Segundo de Chomón, un mago que aún nos continúa asombrando. Desde el principio, Teruel confirmó ese insólito idilio que en Aragón siempre hemos mantenido con el cine.

  Pero la película más bella de la historia de Teruel nació en 1996. Ese año, una fuera de serie, Raquel Esteban, en un rapto de inspiración, soñó una de esas ideas que marcan para siempre un lugar y una época: la recreación de la leyenda de “Los amantes de Teruel” en las calles de la ciudad. El empeño de Raquel implicaba que sus paisanos se volcaran y fueran cómplices en un juego formidable: viajar al siglo XIII y que la ciudad se interpretara a sí misma en la representación de una historia de amor universal que había traspasado el tiempo.

  La idea de Raquel Esteban ya no pudo ser más feliz: Las Bodas de Isabel de Segura es un bellísimo espectáculo, una obra maestra que no deja de darnos sorpresas muy agradables. Es muy emocionante advertir hasta qué punto esta fiesta ha calado hondo en la ciudad, ha seducido a gente de todos los lugares y ha provocado que Teruel brille de esta memorable manera.

  Decía Fernando Fernán-Gómez que, en una película, el que salga todo bien no era ni fácil ni difícil. Él sostenía que era un milagro. Y eso es lo que ha sucedido alrededor de Las Bodas de Isabel de Segura: un completo milagro.

  Esta fiesta ha hecho que Teruel adquiera un vuelo impensable y que la propia ciudad se conozca y se quiera más y mejor: Las Bodas de Isabel de Segura ha disparado nuestra autoestima y ha contribuido de modo decisivo a que la ciudad, en el mundo entero, sea la ciudad del amor. Es fantástico que una ciudad asociada históricamente al frío se la identifique con algo tan cálido como el amor. Cualquier lugar del planeta daría cualquier cosa porque se le vinculara con algo tan irresistible.

  La leyenda de “Los amantes de Teruel” captura muy bien el aire y la moral de su época pero ha cruzado el tiempo con una fuerza extraordinaria. 800 años después de que sucediera, aquí estamos viajando a la Edad Media para evocar esta historia de amor arrebatadora que ha inspirado a multitud de historiadores, escritores y poetas. La historia de amor de Isabel y Diego nunca se acaba y tal vez se nos escape el último secreto de este embrujo intemporal. Una de las pocas certezas que nos ofrece el amor es que estamos a su merced, que desata lo más sublime, lo más delirante y lo más absurdo de nosotros mismos, que es inútil tratar de dominarlo y entenderlo. Las más grandes historias de amor suelen retar a la razón, se burlan de la lógica y lo mejor es abandonarse a su misterio y a su encanto.

  Tanto tiempo después, el amor de Isabel y Diego nos conmueve porque es triste, loco y profundamente romántico. Esta historia nos continúa encandilando porque lo reúne todo: el amor enfermizo, los sueños rotos, la generosidad, la lealtad, el delirio, la fatalidad, el infortunio, el dolor, el capricho, el beso robado más desgarrador de la historia y el final trágico más feliz que se puede imaginar. No hay nada más turbador que un amor imposible; no hay nada más romántico que el morir de amor y pensar que el amor es tan poderoso que es capaz de sobrevivir a la muerte. Luis Buñuel sostenía que el amor es el sentimiento más revolucionario del mundo y el amor de Diego e Isabel es uno de los más revolucionarios de todos los tiempos.

  El poderío inmarchitable de esta leyenda ha marcado la vida y el imaginario de esta ciudad y, desde hace unos años, nos está dando algunas de las mayores satisfacciones de nuestra historia, en un momento en el que necesitamos sentir alegrías de forma casi desesperada. Vivimos días muy poco románticos, en los que la zozobra, la tristeza, el sufrimiento, la incertidumbre y el miedo amenazan a veces con devorarnos. La realidad es sombría, áspera, fea, hostil y muy refractaria a los sueños. Por eso es tan reconfortante comprobar cómo la fiesta de Las Bodas de Isabel de Segura desafía el lado más oscuro de nuestro tiempo y ha convertido a Teruel en la estrella de una maravillosa película que, cada año, supone una sobredosis de luz y de alegría; y que nos recuerda que aún se pueden cumplir sueños. Nos hemos de considerar unos privilegiados, gente con suerte en esta ciudad enamorada del amor, en esta ciudad enamorada. !Vivan las Bodas de Isabel de Segura¡ !Viva Teruel¡ !Viva Aragón¡.

Luis Alegre - 2014