El origen de Las Bodas de Isabel de Segura

  Las Bodas de Isabel de Segura son producto de la imaginación de Raquel Esteban.

  Esta mujer atesoraba años de educación artística en los campos más diversos: música, danza, teatro, artes pictóricas y escultóricas, así como trabajos de investigación en Historia y danza medieval sobre el cuerpo y la indumentaria de dicha época. Su vuelta a la ciudad natal (Teruel), después de muchas andanzas por esos mundos de Dios, le produjo una especie de shock: Una ciudad tan hermosa..., pero tan abandonada y con tan poca fe en si misma. Había que hacer algo.

Su idea surgió de una manera  especial:  La soñó.


Raquel Esteban

  Estaba dormida cuando se configuró la fiesta en su mente, incluido  el nombre, tras leer algún pasaje sobre las fiestas que se  celebraron con motivo de las bodas de las hijas del Campeador con el Conde de Carrión, en el poema del "Mío Cid"

  ¿Por qué no hacer lo mismo en Teruel? Como materia prima, un casco antiguo que se presta a ser escenario de una ciudad medieval, y sobre todo algo único y propio de Teruel que hay que saber aprovechar: la tradición de los Amantes. 

La receta consiste en implicar a grupos de teatro, bandas de tambores, centros docentes, asociaciones culturales de todo tipo, colectivos y público en general, en la representación o en la simple ambientación, con el fin de revivir entre todos durante un fin de semana el Teruel de Los Amantes. Uno de los tan en boga mercados medievales, con su corte de saltimbanquis, cuentacuentos, fakires y otros personajes de la farándula sirve para crear este ambiente de ciudad en fiestas, y como plato fuerte, la representación callejera de la leyenda de Los Amantes. Entre unas y otras cosas, multitud de pequeñas pero constantes escenificaciones que impregnen la fiesta de una atmósfera propia del siglo XIII.

  Raquel Esteban ha demostrado ser una Generalizadora de primer orden: capaz de aunar las voluntades de todos los sectores turolenses tanto culturales como económicos o generacionales, ha sabido aplicar con inteligencia, creatividad y amabilidad las herramientas necesarias para que, de la nada, surja ese fenómeno insólito, que tan pocas veces sucede: el nacimiento de una tradición.  Como se ha podido confirmar en ediciones sucesivas.