Concursos partida de Diego 2020

GANADOR CONCURSO DE GUIONES

Y NO ME SALEN LAS PALABRAS
Fernando Vicente Galve (Calatayud, Zaragoza)

La obra Y no me salen las palabras repreenta una escena en la que Diego e Isabel se encuentran justo antes de que Diego deba partir.

Isabel tiene dudas acerca de que Diego regrese y este, como prenda de la promesa, le entrega un anillo y graba sus nombres en una roca.

En esta edición, y dadas las adaptaciones que se han tenido que hacer de la dramaturgia debido a la pandemia, la escena no podrá ser representada, pero no se descarta que pueda llevarse a cabo en el futuro.

Fernando Vicente es aficionado a la escritura desde niño y en los últimos años se ha decantado por la escritura de microrrelatos y de obras de teatro. Ha sido coautor de la dramaturgia representada durante las Alfonsadas 2019 de Calatayud, año en el que también encarnó el papel del Rey Alfonso. Como escritor de microrrelatos ha participado y premiado en ocasiones en los concursos de mayor referencia del género.

LEMA: Y NO ME SALEN LAS PALABRAS

(Entra DIEGO en escena ansioso, buscando a ISABEL, llamándola. Tras unos segundos, por otro lado, entra ESTEBAN).

ESTEBAN.- Señor, señor... Por esa calle veo que llega vuestra Isabel.
DIEGO.- Gracias al cielo. Ya pensaba que su padre no la habría dejado venir a despedirse de mí.
ESTEBAN.- Señor, voy a ir llevando nuestras cosas al campamento de las huestes.
DIEGO.- La habría ido a buscar a su casa si hubiera sido necesario...
ESTEBAN.- No os entretengáis, señor, o las tropas partirán sin nosotros.
DIEGO.- No tengas cuidado. Marcha.

(DIEGO se asoma a la calle. Entra ISABEL).

ISABEL.- ¡Diego!
ESTEBAN.- Apuraos, señor.

(ESTEBAN sale corriendo sin que DIEGO le haga caso. DIEGO e ISABEL se encuentran, se abrazan)

DIEGO.- Isabel...
ISABEL.- Mis padres no me dejaban salir.
DIEGO.- Ese era mi temor.
ISABEL.- Pero yo me escapé.
DIEGO.- ¿Saltando por el balcón como cuando éramos niños?
ISABEL.- Sí, ja, ja. Mi ama seguro que ya se ha dado cuenta y estará buscándome por toda la villa.
DIEGO.- Pues que las calles de Teruel la confundan y se pierda en su laberinto... Necesito unos minutos a tu lado antes de partir.
ISABEL.- Y yo necesito toda una vida a tu lado.
DIEGO.- No quisiera marcharme.
ISABEL.- Y yo no quiero que te vayas.
DIEGO.- Quería verte por última vez.
ISABEL.- No digas última vez. No hay última vez.
DIEGO.- No, no es la última vez.
ISABEL.- Solo dicen eso los que no van a regresar.

(Vuelven a abrazarse. Silencio).

ISABEL.- Tengo miedo.
DIEGO.- ¿Miedo?
ISABEL.- A que no regreses, a que te maten... A que me olvides.
DIEGO.- ¿Cómo podría olvidarte? No pienses eso.
ISABEL.- No quiero pensarlo, claro que no quiero pensarlo. Pero no puedo evitar pensarlo...
DIEGO.- Pero, ¿por qué?
ISABEL.- Porque, Diego, eres tú el que partes, el que dejas esta villa, el que va a descubrir cosas nuevas, nuevas tierras, nuevas gentes... No sería de extrañar que acabaras por olvidarme.
DIEGO.- ¿Cómo olvidarte si tengo tu rostro grabado en el alma? ¿Cómo vivir sin ti si tú eres mi vida misma? ¿Qué mundo quieres que descubra si todo mi mundo eres tú? No tengas esos pensamientos. Dí que volveré.
ISABEL.- Volverás.
DIEGO.- Los malos pensamientos son podredumbre para el alma.
ISABEL.- Volverás, lo sé.
DIEGO.- Volveré.
ISABEL.- Te esperaré.
DIEGO.- Me estarás esperando.

(Silencio).

DIEGO.- Ven.

(DIEGO lleva a ISABEL a la pared de la iglesia, saca su cuchillo y comienza a grabar sus iniciales)

ISABEL.- ¿Qué haces, Diego?
DIEGO.- Grabar nuestros nombres en esta piedra.
ISABEL.- Pero es la pared de la iglesia.
DIEGO.- Nadie hay. No temas.
ISABEL.- Pero, Diego, los enamorados escriben sus nombre en el tronco de los árboles, no en las tapias de las iglesias.
(DIEGO ha terminado y envaina el cuchillo)

DIEGO.- Y así duran esos amores. El tiempo pasa, el árbol crece, el tronco se ensancha, ¿y qué queda? Un garabato desdibujado, unas letras deformes, una cicatriz horrenda. Escucha, Isabel, lo que yo siento es fuerte como una roca...
ISABEL.- ...y en roca debe grabarse.
DIEGO.- Cuando pases por aquí, recorre con tus dedos nuestros nombres y, donde quiera que me encuentre, sabré que me recuerdas.
ISABEL.- Así.

(ISABEL recorre la piedra con los dedos y DIEGO se estremece. Le muestra el brazo a ISABEL).

DIEGO.- ¿Ves? Toda mi piel se estremece cuando lo haces.

(ISABEL se entristece y se retira).

DIEGO.- ¿Qué te ocurre, Isabel?
ISABEL.- Dices que nuestro amor es una roca, pero la gota que cae incesante horada la roca. ¿Y qué son los días sino gotas de tiempo que caen sobre nosotros?

(DIEGO va a contestar, pero lo interrumpe ESTEBAN que entra corriendo).

ESTEBAN.- Señor, señor... Las tropas salen ya. No podemos demorarnos más

(DIEGO abraza a ISABEL en un abrazo eterno).

ESTEBAN.- Vamos, que después será tarde. (Silencio). Por favor, señor, ¿queréis hacer fortuna? ¿Queréis nombre, fama y gloria? ¿Queréis regresar a esta villa y casaros con vuestra enamorada? Entonces, vayámonos ya. (Silencio) ¡El ama, el ama! Viene el ama de Isabel.

(DIEGO e ISABEL se separan)

ISABEL.- ¡Diego, Diego!
DIEGO.- Quisiera tanto no tener que marchar.
ISABEL.- Quisiera tanto tenerte siempre junto a mí.
ESTEBAN.- Ya viene, ya viene.
ISABEL.- Prométeme otra vez que regresarás a buscarme.

(DIEGO se quita un anillo y lo coloca en el dedo meñique de ISABEL)

DIEGO.- Isabel, te juro que, antes que venza el plazo que me ha sido concedido, regresaré a desposarme contigo. Toma mi anillo como prenda de mi promesa.
ISABEL.- Cada año, en esta misma fecha, cambiaré el anillo de dedo y así sabré que otro año ha pasado y que falta menos para volver a verte.

(Entra el AMA, se acerca a ISABEL y comienza a arrastrarla. ESTEBAN hace lo mismo con su señor).

AMA.- Isabel, a casa ahora mismo, antes de que tu padre se entere.
ESTEBAN.- Señor, hemos de partir ya.
DIEGO.- Te diría tanto...
ISABEL.- ...y no me salen las palabras.

(DIEGO e ISABEL se zafan una última vez, tratan de besarse, de abrazarse. ESTEBAN se lleva definitivamente a DIEGO).

ISABEL.- Adiós, mi amor. ¿Qué haré yo ahora?
AMA.- De momento, y ya que estamos aquí, ir a misa.

(Se marchan y, al pasar junto a la señal de la pared, ISABEL se detiene y la repasa con los dedos).

ISABEL.- Oh, Diego, mi señor, no tardes.
DIEGO.- (en off, como si sintiera los dedos de Isabel en la piel) ¡Isabel!

(AMA se lleva a ISABEL y salen).

FIN