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CÁTAROS Y VALDENSES - HISTORIA

   Al institucionalizarse el Cristianismo como religión de estado en la mayoría de los países europeos, la jerarquía eclesiástica adoptó los modos de los príncipes, alejándose de la doctrina de pobreza y humildad que predicara Cristo.
 En la Edad Media Cátaros y Valdenses decidirán no seguir al César, sino a Cristo. Su doctrina se basa en la dualidad. Las diferentes escuelas cátaras atribuían los males del mundo al demonio. El paso por la Tierra no era para ellos más que una serie de pruebas, y concebían la vida como un infierno terrestre. Sobre el mundo celestial, su idea era más compleja, porque ese era el mundo real al que aspiraban y el que había querido conquistar el demonio. Los aspectos más característicos de estas doctrinas son:

 - Despreciaban a la iglesia, sus sacramentos, la cruz, el culto. Rechazan el Antiguo Testamento, considerando que Jesús fue un ser hipostático creado por Dios, cuya encarnación sólo había sido alucinatoria. No había padecido en la cruz. María era un ángel que tenía sólo apariencia femenina. La Redención fue tan sólo las enseñanzas que dio Jesús, el Jesús ilusorio, para liberarnos de la adoración al principio del mal.  


  - Se refieren a la iglesia romana como a una caverna de ladrones.

  - No es necesario edificar iglesias sino destruir las edificadas, puesto que la oración es igualmente benéfica dentro de una taberna que en el interior del templo.

  - El pan consagrado por las manos de un sacerdote no se diferencia del consagrado por manos laicas.

  - Todo cristiano es un sacerdote. Según ellos, Pablo señaló las cualidades que debían poseer los obispos y si carecían de dichas cualidades no eran obispos, sino lobos de rapiña, hipócritas, seductores que gustaban de ser adulados...

  - La limosna no es buena. Los cristianos deberían obrar de modo que entre ellos no hubiera ricos ni pobres, ni deberían tener medios para socorrer al necesitado, ni ocasión de ejercer tal acto de caridad.

  - Como esta doctrina significaba una separación, lo más perfecta posible, del mundo material, el ascetismo se llevaba a su máximo extremo.

 Los Valdenses añaden a los anteriores un punto esencial: no existe el menor motivo legítimo para quitarle la vida a nadie. Son contrarios a la pena de muerte y a la guerra.

  Existían tres categorías que se corresponden con tres grados de iniciación.

  - Simpatizantes: a los que sólo se les pedía practicar el perfeccionismo, rito consistente en arrodillarse al paso de un Perfecto para obtener su bendición (los católicos les acusaban de hacerse adorar).

  - Creyentes: practicaban la humildad, el amor al prójimo, a la verdad. Se sometían periódicamente a una confesión pública. Los perfectos les concedían una primitiva iniciación, revelándoles uno de sus secretos esotéricos, la eficacia del Paternóster (oración de los ángeles antes de su caída).

  - Perfectos y Perfectas. El nombre de Perfecto no era un superlativo vanidoso, sino que indicaba la idea de perfección, aquellos cuya iniciación había terminado. Pasaban el tiempo que no dedicaban a predicar a socorrer moribundos. Algunos tenían cargo de obispo, y eran elegidos por los fieles. Para llegar a ser Perfecto se tenía que recibir la “consolación” (bautismo impartido por la simple imposición de manos).


LIBERTAD SEXUAL

  Tenían prohibido el matrimonio, ya que consideraban la carne como algo diabólico y consideraban que el acto sexual retrasaba la llegada de las almas al cielo. Concebir un hijo, para ellos, era condenar a un ser a vivir en la cárcel del cuerpo.

  Por el contrario, consideraban a la muerte como un bien, por ello autorizaban el suicidio. La creencia en las vidas sucesivas impedía matar a un animal y eran vegetarianos, aunque no tenían prohibido el vino.

  A pesar de estos preceptos, fueron bastante permisivos en el aspecto sexual, ya que la sociedad occitana se caracterizó siempre por considerar que el placer del cuerpo y del alma eran la misma cosa. Pensaban que si alguien no podía rechazar el placer, era preferible la unión libre al matrimonio. Su deprecio de la carne les conducía a alentar la libertad sexual, siempre que no estuviera encaminada a procrear.


PERSECUCIÓN Y CRUZADA CONTRA LOS CÁTAROS

  Naturalmente, tales ideas irritaron a la jerarquía eclesiástica, que se ocupó en mostrarlos como herejes peligrosos y les atribuyó prácticas demoníacas que sirvieran para denigrarles ante la opinión pública y se justificase la cruel persecución promovida contra ellos. Fueron acusados de celebrar Sabbats, en los que Satán se ofrecía a los asistentes en forma de animal, saliendo llamaradas de sus orejas y siendo su voz tan espantosa que los celebrantes entraban en trance. Se les acusaba de mantener con el demonio relaciones sexuales dolorosas: copulaba con las mujeres por el trasero como las cabras. Tras ello, todos fornicaban entre sí.
 

  En 1208, Inocencio III llamó a la guerra Santa contra la Occitania, concediendo el pillaje a los soldados y mercenarios que se unieran a ella. De tal modo, además de aplastar un herejía, se apropiaban de todas sus posesiones que eran muchas.

  A esa cruzada se unió Felipe Augusto, rey de Francia. Pero el enemigo implacable de los cátaros fue Simón IV de Monfort, conde de Leicester, jefe militar, junto a Arnaud-Amaruy, de la cruzada, cuya crueldad sólo tenía por rival su enorme ambición.

  La guerra fue cruenta, porque los cátaros, despojados de sus territorios, se escondían en las montañas y realizaban emboscadas contra las tropas del Papa y del rey.

  En Bram se vivió una auténtica pesadilla. Los dos jefes de las Cruzadas ordenaron cortar los labios y las narices, así como vaciar los ojos, de todos los defensores de la población, excepto a uno al que le dejaron un ojo para que pudiera guiar por la región a aquella tropa de inhumanos verdugos en nombre de Dios.

   

  Los cátaros no abjuraban de sus herejías ni siquiera con amenazas de muerte. La dama castellana Giralda de Lavaur resistió durante dos meses con ochenta caballeros a los sitiadores diez veces más numerosos. Al ser derrotada, Monfort mandó colgar a los caballeros. Toda la tropa violó a Giralda y fue después arrojada a un pozo y cubierta de piedras.

  En un año, Montfort había reconquistado casi toda la Occitania. Raimundo VI llamó en su ayuda a su cuñado, el rey Pedro II de Aragón, que llegó a Toulouse con más de mil caballeros e infantes.

  Occitanos y aragoneses se situaron frente a las tropas de Monfort y la batalla tuvo lugar el 12 de septiembre de 1213, delante de Muret.  Pedro no deseaba luchar como monarca, sino como soldado, para lo cual vistió una armadura ordinaria, y solamente se le podía distinguir de los demás por su desmesurada estatura.

  De tal modo, Monfort urdió una trampa, se enfrentó a un soldado cualquiera y le insultó como si fuera el Rey de Aragón: “Creí que érais mejor caballero”, le dijo. Don Pedro respondió: “Ese no es el rey! ¡El rey que buscas soy yo!”. Al instante, el imprudente monarca se vio rodeado y atravesado de flechas hasta caer sin vida.

  La cruzada finalizó con la toma de la fortaleza de Montségur.

EL TESORO DE LOS CÁTAROS Y EL SANTO GRIAL.

  De entre las muchas leyendas que han rodeado a los cátaros, está la de que escondían un tesoro en los bosques. Conociendo el desprecio que tenían por lo material, son muchos quienes suponen que tal tesoro tuviera un valor místico y espiritual ¿pergaminos que contenían fórmulas secretas para fortalecer las almas y eliminar de las mismas el temor a la muerte por el fuego y por otros medios? ¿el secreto de la inmortalidad? ¿una reliquia mágica, cuya posesión permitía acceder a la visión de otra realidad? ¿El Santo Grial?

  Dice la leyenda que, al caer Montségur, dos cátaros lograron huir por un subterráneo y salvar ese tesoro. Algunos afirman que se trataba del Grial, traído de Tierra Santa, y que había permanecido en Montségur hasta su rendición.

  Se especula que el cáliz que Cristo utilizó en la Última Cena, no podía ser una joya de metal precioso, conocida la pobreza que predicaba el Maestro y algunos sostienen que el Grial era un vaso de apariencia simple, o tal vez un libro en el que se contenían revelaciones de gran trascendencia.

 

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Web oficial de la Fundación  'Bodas de Isabel de Segura'. Idea y  dirección Raquel Esteban - Teruel
Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa.
 

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