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LO QUE NO SE SABE DE LOS AMANTES
Por Chus� Mar�a CEBRI�N MU�OZ*

La historia de La Enterrada Viva y la de Los Amantes de Teruel, parecen correlativas y conducidas por un mismo hilo argumental. En las dos hay datos documentadamente hist�ricos y hechos probados, junto a otros sucesos verdaderamente fant�sticos, como es, el de permanecer una persona varios d�as enterrada viva o morir de amor. Y esto es as�, porque las leyendas son el manto que cubre, pero no oculta, una realidad que no se desea mostrar claramente. En la primera leyenda se deja claro que los "amores" que all� suceden "no son verdaderos" y, junto a ello, nos trae una lecci�n de geoestrategia: Bue�a es la llave del valle del Alfambra y, quien domina el Alfambra, domina la ciudad de Teruel. Esto ha sido as� hasta la pasada Guerra Civil del 36, para dominar la ciudad de Teruel hay que controlar primero el Alfambra.

En la leyenda de Los Amantes de Teruel, el autor, posiblemente turolense y, posiblemente con intereses en que el relato sea de esta forma, y no de otra, centra la trama en se�alar que este s� "es amor verdadero". �Que le preocupaba para realizar tan subjetiva y arriesgada afirmaci�n? Si todo es leyenda� �por qu� no contarla con tintes menos dram�ticos?

En la ciudad de Teruel a lo largo de la historia siempre han circulado las dos versiones, la escrita o "papel de letra antigua" y la llamada "tradici�n oral". As�, cuando de improviso en 1555 y a ra�z de unas obras en un capilla de san Pedro, se exhuman las dos momias, se dice apelando a la tradici�n oral, que son las de los "Amantes", luego se vuelven a enterrar. En 1619 sin embargo, la "clase" intelectual de Teruel "recurre" al texto escrito y al notario; vienen a decir, apelando al valor de lo escrito en la �poca, esto es lo verdadero, lo que dice el pueblo es falso, es fantas�a.

En el texto escrito, es decir, en el protocolo de Yag�e de Salas nunca se dice que Isabel se casase con el hermano del se�or de Albarrac�n. Sin embargo, en la tradici�n oral no cabe ninguna duda, el marido es el hermano del se�or de Albarrac�n.

Se ha dicho que la leyenda, lo que trata de ocultar, es la pr�ctica usada por los Marcilla de casar a sus hijos con ricas herederas para aumentar el patrimonio familiar. No tiene sentido esta ocultaci�n, pues en la Edad Media y a�n en etapas muy cercanas desde el rey hasta el �ltimo aldeano han hecho de esta pr�ctica algo habitual.

Posiblemente lo que enmascare la leyenda, tanto la oral como la escrita, sea el fracaso de las capitulaciones matrimoniales entre los Marcilla y los Azagra o entre los Segura y los Azagra. En efecto, los Azagra gobiernan Albarrac�n entre 1170 y 1260, a�o en que do�a Teresa tiene que casarse con don Juan Nu�ez de Lara. En este contexto, dar continuidad a la Casa de los Azagra, es en el que podr�a darse la opci�n de los Marcilla a emparentar y unir a su Casa el codiciado se�or�o de Albarrac�n (o quiz� los Segura como mantiene la tradici�n oral). Tal vez hubo interferencias reales a la vista de la  tormentosa actuaci�n de los Lara en el se�or�o de Albarrac�n. �Razones..? Primero, una posible endogamia familiar, ya que las dos familias tienen ascendencia en el lugar de Azagra (Navarra). Segundo, intereses de terceros en que no se produjera la uni�n, pu�s esta uni�n dar�a como resultado la familia m�s poderosa del Sur de Arag�n: Por un lado todo el se�or�o de Albarrac�n, se�or�o independiente en esta �poca y al que aspiraban poseer los reyes de Arag�n. Por otra parte todas las posesiones de los Marcillas, la familia m�s rica de la Comunidad de Teruel junto a los S�nchez Mu�oz.

Para tener una idea clara del valor que los reyes daban a Albarrac�n, solo cabe decir que, cuando Jaime II incorpora definitivamente el se�or�o a la Corona de Arag�n, lo sit�a en las reuniones de Cortes en segundo lugar, despu�s de Huesca.

Tampoco sorprende que a�os despu�s de los sucesos se ocupe de esta historia un cl�rigo, quiz�s Marcilla y, posiblemente de la escuela humanista de Ju�n Fern�ndez de Heredia. El Gran Maestre era el hombre m�s poderoso del Sur de Arag�n e intervino en Teruel y en Mora de forma decisiva, por ello bien pudo pretender a trav�s de esta leyenda dejar zanjado un asunto enojoso y vivo en la sociedad de su tiempo y que se trasmiti� de forma oral durante siglos y siglos. El texto escrito har�a de versi�n oficial mientras el pueblo iba olvidando. El levantamiento de las tumbas en el siglo XVI (a�o 1555) puso de nuevo en solfa todo este asunto que todav�a no hab�a perdido parte de la perspectiva de los hechos.

En cualquier caso los supuestos hechos que originaron tanta literatura, tanta m�sica, tanta pintura y ahora tantos quebraderos de cabeza a arquitectos y urbanistas nunca los sabremos. Llegados a este punto, muchos creen y yo con ellos que hubo una base sobre la que se mont� la leyenda. Creo en la leyenda porque todas son dignas de recreamiento, y creo, que esta es sin lugar a dudas, m�s hermosa de lo que pudo ser la realidad.

*Presidente de la Fundaci�n "Romero Alpuente"

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Web oficial de la Fundaci�n  'Bodas de Isabel de Segura'. Idea y  direcci�n Raquel Esteban - Teruel
Prohibida la reproducci�n total o parcial sin autorizaci�n expresa.
 

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